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viernes, 26 de abril de 2013

Picardía

Que una de las mayores aportaciones de España a la cultura universal haya sido la invención de la Picaresca, es algo que no sé si me congratula o me espeluzna. Quiero decir que esas cosas dejan huella. De hecho, la palabra pícaro sigue teniendo connotaciones positivas. Nos parece alguien listo, simpático, admirable por su manera de saltarse la Ley y de engañar al prójimo para sacar provecho. Y es verdad que en esto de aprovecharnos de los demás somos los mejores. No hace falta ni que entre en vigor la reforma laboral para que a los empresarios españoles se les ocurran verdaderas virguerías picaronas. Por ejemplo: conozco a un chico que hace un mes fue contratado por una empresa de limpieza. A la semana le dijeron que firmara un alucinante documento de cese voluntario, sin fecha, para poderlo despedir cuando quisieran. Como se negó a firmar, lo echaron en el acto.
Lo del autodespido es bastante creativo, pero hay picardías mayores. Una amigilla me cuenta el caso de una mujer de 60 años en paro a la que sólo le quedan cuatro meses de subsidio. En sus condiciones, acepta todos los trabajos que le ofrecen. Pero en los tres últimos la han contratado un lunes y la han despedido el viernes. Al lunes siguiente se apunta de nuevo en el paro, pero el fin de semana no se lo paga nadie. Y estamos hablando de economías críticas: esta mujer cobra 20 euros al día de subsidio, y si trabaja sólo cinco días, y gasta 6 euros de transporte al día, esa basura de empleo semanal le cuesta dinero. Sí, en España hay gente que vive con esa miseria y que depende de esos miserables que te despiden los viernes. De esos pícaros tan listos que luego dicen que los parados son unos vagos que rechazan los trabajos.

miércoles, 17 de abril de 2013

Regalo

Ya sé que la confianza en los Reyes anda un poquitín perjudicada (según el sondeo de El País, hace 16 años la ventaja de la Monarquía sobre la República era del 53% y ahora sólo es del 16%) pero los Reyes Magos siguen siendo la bomba. Así que este año les he pedido un regalo muy especial: que enderecen una injusticia ejemplar. Hablo de David Reboredo, ese exdrogadicto condenado a siete años de cárcel por vender en 2006 y 2009 dos papelinas de heroína que en total sumaban menos de medio gramo y valían en la calle 84 euros. Y es que ya se sabe que en este país puedes robar el dinero a los ancianos con las preferentes y llevar a la desgracia a miles de personas con tus chanchullos, que no te pasará nada; pero como seas un pringado y pases una pizca de caballo, estás perdido. Sí, en efecto, el párrafo que acabo de escribir suena horriblemente demagógico; pero, ¿sabes lo más triste? Pues que es la pura verdad, desde la primera a la última letra. Te recuerdo, además, que la Justicia, que desde luego es ciega (no por lo imparcial, sino porque no se entera) ha metido ahora a David en la cárcel, cuando lleva tres años limpio, rehabilitado, integrado, con pareja, trabajando en la ayuda a drogadictos. Y lo peor: el Gobierno de Rajoy, que ha concedido 468 indultos, entre ellos a cuatro policías condenados en firme por torturas y a banqueros chorizos que siguen tan ricamente a la cabeza de sus bancos; este Gobierno desatinado e insensato, en fin, ha negado por dos veces el indulto a Reboredo, redondeando así este triste cuento de maldades. Por cierto que, ante el clamor popular, el Supremo le rebajó la pena ¡en un año y medio! Como si eso bastara. Sí, que los Reyes nos traigan el indulto: sería un gran regalo para David, para el escritor Willy Uribe (que le apoyó con una huelga de hambre) y para todos nosotros, que así podríamos volver a creer que la justicia existe.