Ya sé que la confianza en los Reyes anda un poquitín perjudicada (según el sondeo de El País, hace 16 años la ventaja de la Monarquía sobre la República era del 53% y ahora sólo es del 16%) pero los Reyes Magos siguen siendo la bomba. Así que este año les he pedido un regalo muy especial: que enderecen una injusticia ejemplar. Hablo de David Reboredo, ese exdrogadicto condenado a siete años de cárcel por vender en 2006 y 2009 dos papelinas de heroína que en total sumaban menos de medio gramo y valían en la calle 84 euros. Y es que ya se sabe que en este país puedes robar el dinero a los ancianos con las preferentes y llevar a la desgracia a miles de personas con tus chanchullos, que no te pasará nada; pero como seas un pringado y pases una pizca de caballo, estás perdido. Sí, en efecto, el párrafo que acabo de escribir suena horriblemente demagógico; pero, ¿sabes lo más triste? Pues que es la pura verdad, desde la primera a la última letra. Te recuerdo, además, que la Justicia, que desde luego es ciega (no por lo imparcial, sino porque no se entera) ha metido ahora a David en la cárcel, cuando lleva tres años limpio, rehabilitado, integrado, con pareja, trabajando en la ayuda a drogadictos. Y lo peor: el Gobierno de Rajoy, que ha concedido 468 indultos, entre ellos a cuatro policías condenados en firme por torturas y a banqueros chorizos que siguen tan ricamente a la cabeza de sus bancos; este Gobierno desatinado e insensato, en fin, ha negado por dos veces el indulto a Reboredo, redondeando así este triste cuento de maldades. Por cierto que, ante el clamor popular, el Supremo le rebajó la pena ¡en un año y medio! Como si eso bastara. Sí, que los Reyes nos traigan el indulto: sería un gran regalo para David, para el escritor Willy Uribe (que le apoyó con una huelga de hambre) y para todos nosotros, que así podríamos volver a creer que la justicia existe.
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